Poesías religiosas, caballerescas, amatorias y orientales / de D. Juan Arolas

Barcelona (1821-1873).

Aprendió el oficio de encuadernador en la Casa Mayol, la cual abandonó en 1840 para establecer un taller propio en la calle Gignas de Barcelona, contratando como primeros oficiales a sus cuñados. Sus talleres se agrandaron hasta instalarse en la calle santa Mónica, donde se empelaron por primera vez en Barcelona grandes prensas para dorar, cilindros, guillotinas y todo género moderno de aparatos y enseres.

Domenech fue uno de los primeros en restaurar el arte del dorado con hierros de composición. Fabricó encuadernaciones de lujo para soberanos y bibliófilos, así como ejemplares económicos como aquellos que produjo para la editorial “La maravilla”.

El taller de Domènech no sólo se ocupaba de encuadernaciones, sino de todo tipo de trabajos y manipulados de papel como álbumes, calendarios, carteras, útiles de escritorio, libros rayados, cajas de lujo, asientos y respaldos de asientos.

Le sucedió su hijo Eduardo Domenech Montaner, el cual consiguió convertir el negocio en uno de los más prolíficos talleres de encuadernación industrial. Su otro hijo, Lluís Doménech i Montaner, arquitecto, colaboró en la ilustración de las tapas editoriales del momento. 

Juan Escuder fue un importante fabricante de tejidos y bordados de la ciudad de Barcelona. En 1854 su fábrica estaba valorada en casi 1,7 millones de reales.  Poco después de esta última fecha, Escuder falleció y le sucedieron su viuda, Eulàlia Fàbregas, y su primogénito, Juan Escuder i Fàbregas, bajo el nombre de “Viuda e hijos de Juan Escuder”.

Trabajó junto al encuadernador barcelonés Pedro Domenech i Saló proporcionándole hojas de guarda de seda y bordados para la confección de sus encuadernaciones.